Tras las primeras experiencias como promotor, Javier Isern comenzó a orientarse profesionalmente a la programación de conciertos, y en el año 2004 ya trabajaba para la antigua Sala Broadway organizando algunas producciones. Los dueños del pub en un principio se mostraron muy abiertos con la escena punk rock: “El director cuando la abrió vio que la escena se movía y realizamos cuatro Punk Rock Journey más ahí, además de muchos más conciertos, cada fin de semana o cada dos fines de semana había alguno. Se dieron cuenta de que chavales montando 2 grupos eran capaces de mover a la misma gente que un grupo indie de Madrid que cobraba 2000€, así que proliferaron mucho los conciertos”. Bajo el nombre de Casino Royale, la sala se mantuvo abierta hasta 2006, cuando el dueño del local vendió uno de los mayores templos del punk rock para construir un parking.
Isern entonces continuó con la marca Casino Royale en otro local de la Plaza Gomila manteniendo el modelo de negocio con los conciertos. Los grupos cobraban, podían costearse sus gastos e incluso podían permitirse traer a grupos de fuera de la isla: “Allí sí que triunfó la fórmula DIY, a nosotros como sala nos iba genial que hubiese cuanta más actividad mejor. Arrancamos con modelos de 5, 4 o 3 euros una entrada con cerveza, y de esa entrada nosotros solo nos quedábamos 1€ por la cerveza. Era una buena manera de arrancar la noche para nosotros, fomentábamos que los grupos tocasen y que trajesen a otros grupos, ellos mismos ejercían de promotores, no solo yo”. Con las palabras de Javier podemos deducir que el éxito de Casino Royale iba en relación con su voluntad de apoyar a la escena, seguramente cualquier otro promotor nocturno no hubiera sido capaz de juntar de ninguna otra forma hasta 600 personas durante en una sala de esas características alquilándola a 200 o 300€ por concierto.
Si no hubiera sido por las buenas condiciones y la gran cantidad de público que se movía en la isla, habría sido impensable ver a grupos como Undeclinable (Holanda) o Useless ID (Israel, aunque en los carteles del concierto se indicase que provenían de EEUU). La llegada de estos grupos a la isla ilusionaron a los músicos que veían que la escena era real y se movía, si otros iban a Mallorca ellos también podían salir de la isla.
Pero tras los movimientos de sala la escena punk rock ya empezaba a entrar en declive, los músicos se abrían a otros estilos relacionados pero la tendencia que se había trazado durante los últimos años, en 2006 ya comenzaba a disminuir. No obstante la actividad musical continuó a un ritmo similar, y aunque asistiera menos público, entre 2006 y 2008 se pudieron ver a grupos como The Fire desde Italia, Alea Jacta Est (Francia) o Nothink (Barcelona).