Hasta ahora todos los artículos publicados intentan hacer un retrato lo más fidedigno posible de la escena punk-rock y hardcore melódico en Mallorca desde finales de los 90 hasta la actualidad manteniendo una mirada lo más aséptica posible. Ahora llega el momento de analizar por una parte todos los ingredientes que consiguieron el éxito del género y por otra parte estudiar los factores que hicieron que cayese.
Como hemos visto en el artículo que analiza los primeros focos donde nace el género en la isla, casualmente coincide que todos surgen en zonas muy vinculadas con el turismo. Casualmente o no, el trasiego de viajeros atraía el interés de tiendas como Müller que se instalaban en zonas turísticas, y en las que frecuentaban secciones de discos internacionales. Es solo un posible factor indirecto más, ya que la mayoría de gente reconoce que tenía acceso a los discos de punk rock norteamericanos y europeos principalmente a través del mundo del skate.
Entre todos los testimonios es fácil identificar los grupos de referencia del género, todos hablan de Bad Religion, Pennywise, Lagwagon, etc., pero en realidad fueron dos grupos los que extendieron el estilo por todo el mundo: en primer lugar Green Day en 1994 con el disco Dookie, y en segundo lugar, y quizás con mayor impacto mundial, Blink 182. Aunque su música se considere como un subgénero más suave que el hardcore melódico, el pop punk, tenían elementos comunes tanto en las composiciones como en la estética, que no olvidemos que es un factor importante para sentirte parte de un grupo social. Desde 1999, Blink 182 consiguió un gran éxito internacional llegando a sonar en las grandes radios comerciales y a colarse en las listas de éxitos. Pese a las contradicciones que esto suponga, aunque el interés surgiese a partir de la industria mainstream, gracias a eso muchos jóvenes tuvieron un punto de partida desde el que comenzar a indagar por su cuenta hasta dar con la escena más auténtica que luego les implicaría a nivel local como músicos o como público.
Asimilando este ciclo por el cual pasaba una persona antes de llegar a la escena mallorquina, es comprensible pensar que en unos años esa persona se cansase. Si a nivel mundial el género también se desinfló, podemos intuir que algunos seguidores atraídos principalmente por la moda dejasen de seguirla progresivamente.
Como decía en el primer artículo de tutupa.es, el contexto es importante. Pero hay un elemento del contexto que no se ha mencionado hasta ahora, y es que de nuevo casualmente o no, la escena se desarrolló en una época de bonanza económica. Esto suponía que había más facilidad para acceder a instrumentos, más facilidad para abrir bares y salas de conciertos -sin tener en cuenta la problemática de la asignación de licencias-, y más consumidores en general de cultura, ocio y entretenimiento. El modelo Casino Royale, aplicado de manera similar en otros locales de la isla, fue sin duda muy favorable a las bandas ya que además de tocar tenían el incentivo de hacerlo en buenas condiciones, al contrario de lo que pasa actualmente, donde es más frecuente tener que pagar por tocar en una sala. Además, las buenas condiciones económicas abrieron la posibilidad de traer grupos internacionales como Undeclinable o Useless ID, que daban fuerza a la escena y con los que muchos músicos tomaban consciencia de que lo que estaban haciendo podía tener cabida fuera de la isla.
Estas son algunas de las conclusiones que pretenden aclarar el contexto en el que el género alcanzó el éxito de forma local, pero ¿podríamos extraer también los factores que limitaron el alcance y su continuidad a lo largo del tiempo?
Para empezar, la escena se basaba en la imitación de un género cantado originalmente en inglés. No Children fueron de los pocos que intentaron pasarse al castellano y la noticia no fue del todo bien recibida, ya que muchas veces se confunde el cantar en castellano con hacer música comercial. Se produce entonces un dilema: si cantabas en inglés estabas limitado porque no era tu idioma natural y no podías crecer a nivel internacional. En cambio a nivel nacional muchos no te entendían y el alcance se limitaba todavía más, pero si cantabas en castellano te criticaban por perder la esencia. En este punto voy a ejercer de abogado del diablo: algunos músicos trasladaban que parte de la desmotivación que se produjo en los últimos años de la escena surgió a raíz de presiones para pasarse al castellano a través de contratos discográficos bastante restrictivos para el músico. A la vez que lo contaban criticaban que les obligasen a pasarse al castellano, pero quizás el castellano era una buena opción si realmente lo que querían los músicos era triunfar. Los grupos tenían potencial, o al menos había gente que quería apostar por ellos a cambio de comenzar a cantar en castellano, en cambio en inglés recibían poco apoyo, y en eso coinciden todos. ¿Si hubieran pasado por las exigencias de idioma los grupos habrían llegado más lejos?
Pese a las buenas condiciones económicas de la época, salir de una isla siempre es complicado, y más si nos imaginamos un mundo sin Ryanair. Cargar con instrumentos y equipos en avión o en barco supone un coste mucho mayor que los que tenían que sufragar los grupos de la península. El concepto de ir a tocar un fin de semana a un sitio era complicado por cuestiones de amortización del viaje, así que para salir convenía cuadrar varios días de gira. Pero para cuadrar varios días de gira tenía que haber escenas tan potentes y con un público tan fiel al género como lo había en Mallorca. Ahí nos damos cuenta de que donde realmente existía la movida era en la isla. ¿Por qué? La falta de oferta musical y la dificultad para salir a ver otros grupos a Barcelona o Madrid también fueron ingredientes que potenciaron la escena local. El contexto de insularidad no es exclusivo de este género, desde los años 60 y hasta nuestros días existe un reconocimiento a la calidad de los grupos mallorquines en general.
Sigo con un tema que puede generar controversia: ¿influye la edad a la hora de estar vinculado con el género? Los grupos que tocan ahora son jóvenes, y son los que se unieron a partir de 2008 (excepto Main Line 10). Para ese año muchos de los músicos y público de la “vieja escuela” ya estaban más cerca de la treintena que de los 20. Quizás cuando nos hacemos mayores la mayoría pasamos a escuchar otro estilo de música, o abrimos más la mente y diluimos la obsesión hacia un único género. Hasta los promotores como Javier Isern han sabido adaptarse a esto, ya que a día de hoy sigue trabajando como promotor pero moviéndose en un nicho cercano a la música electrónica alternativa. No todos se alejaron del género, siempre hay excepciones y algunos siguen siendo fieles al punk rock a pesar de la edad, ¡qué siguan muchos años más!
Para concluir me gustaría lanzar una crítica a los medios de comunicación, los cuales no tuvieron especial interés en investigar ni en hacer difusión de la escena, con lo cual hoy cuesta mucho encontrar referencias en la hemeroteca. Supongo que al no ver posibilidades de inversión publicitaria por parte de los músicos tampoco interesaría hacerles especial caso. Por otra parte, ni siquiera supieron identificar la potencia de la escena que, fuera más o menos efímera, existió y se construyó con espíritu “hazlo tu mismo”, de forma natural y sin condicionantes externos. Así que aprovecho para reivindicar el tiempo que invirtieron todos los músicos, público y promotores en construir una escena musical que hoy podemos recordar exclusivamente gracias a sus propios testimonios.