Como es habitual en los grupos que empiezan, los conciertos se inspiraban en el espíritu “hazlo tú mismo”: aunque la mayoría se celebraban en salas y bares de conciertos, la cruda realidad es que el montaje, la difusión, y todos los elementos de producción eran de andar por casa. Pese a ello la Plaza Gomila, que a principios de los ‘00 todavía mantenía parte de la oferta de ocio nocturno palmesano antes de ser trasladado definitivamente al Paseo Marítimo, reunía cada fin de semana a decenas de jóvenes que combinaban el botellón con conciertos en salas como Fraguel Rock o Rara Avis, el primer lugar donde tocó Chema Crespí con Gatlink: “Me acuerdo que el primer concierto mío fue en el Rara Avis. Te presentabas allí y decías: queremos tocar. También vi a One Foot tocando en el Fraguel y me motivaba para tocar ahí, con esos vikingos pintados en la pared.”
Pronto algunas personas de ese público identificaron que la escena funcionaba, que había gente que se movía y seguía a los grupos, que por más veces que tocaran llegaban a reunir hasta 300 personas. Entre todo ese público, muchos señalan a Javier Isern como uno de los mayores propulsores del punk rock en la isla, y es que con la ayuda de otros amigos decidió unirse al movimiento como promotor de conciertos: “Se trataba casi de una escena en la que todos aportamos y que surgió un poquito al unísono y sin que nadie lo orquestase. Nos dimos cuenta de que había muy buenos grupos, y nosotros simplemente nos encargamos de juntar a gente que ya se estaba moviendo”. Con humildad y con el propósito de ayudar a las bandas locales a crecer y a seguir tocando, y para intentar llevar otros grupos nacionales e internacionales a tocar a Mallorca, Isern organizó los primeros eventos de hardcore melódico de la isla: “Arrancamos gente que íbamos a ver grupos a Barcelona, que nos juntamos y pensamos que además de tener muy buenos grupos en Mallorca, también podíamos traer otros de fuera aquí. Trabajar con grupos punteros era una utopía, los cachés estaban elevadísimos, aquí no había ni infraestructuras ni nada, hacíamos producciones en Fraguel, en Casals [centros sociales de barrio], y aun así se vivieron conciertos muy buenos en sitios pequeños”.
Así surgió el primer Punk Rock Journey, la primera producción de Isern, invitando a un grupo de Inglaterra y a uno de Barcelona a tocar a la Sala Flamenca del Pueblo Español en el año 2003: “Iba completamente a riesgo, cobré mi finiquito de trabajo de verano, y decidí comprar vuelos de un grupo de Barcelona, No Way Out, y también trajimos a un grupo de Londres que se llamaban Fletchers, que se quedaron a dormir en casa de un amigo”. Con 1.500€ en producción, a 5€ la entrada y con un aforo de 500 personas, Isern y sus colegas organizaron el primer festival de hardcore melódico de Mallorca, con un cartel que reunía a la primera división mallorquina del momento: ACME, No Children, Take it Easy, No way out y Fletchers.
Al acabar ese primer Punk Rock Journey, otros grupos como Painful se acercaron a Javier para tocar en el siguiente concierto que organizase, había mucha motivación por tocar: “probablemente se juntó una época en la que tú tenías un grupo y cuando tocaba alguien ibas a verle, la gente tenía mucha curiosidad por ver a grupos en directo y como evolucionaban”. También otros pequeños promotores se lanzaron a la aventura de organizar conciertos por su cuenta y riesgo, y poco a poco empezaron a otros eventos de hardcore melódico que reunían a distintas bandas de la isla, como el Punk Elite Fest que tuvo lugar el 6 de septiembre de 2003 de nuevo en la Sala Flamenca del Pueblo Español. Chema Crespí con tan solo 20 años estuvo detrás del festival en el que tocaron Peechers, Take it Easy, Thrash out, One Foot, Gatlink y Otherwise.: “Hice unas rastas y con lo que cobré me bastaba para pagar el adelanto a la sala, el resto lo pagué de las entradas, pero hasta las bandas tuvimos que poner unos euros para poner botellitas de agua”. En ese momento, a finales de 2003, podemos considerar que la escena estaba consolidada. A partir de ahí comenzaron a emerger multitud de bandas del mismo estilo, que ocuparon durante varios años más las salas de conciertos, y cuyos discos ya ocupaban una parte importante de las estanterías de muchos jóvenes mallorquines.
