Si al principio la escena punk rock reunió a chavales que querían imitar o reproducir lo que hacían sus ídolos norteamericanos (no olvidemos los europeos), el éxito que se consiguió fue en parte gracias a la capacidad de llegar a segmentos de la población que aparentemente no estaban vinculados con ese estilo de vida, ni con el punk, ni con movimientos underground, ni con el skate, ni con la música en general, por ejemplo. El poder de convocatoria que conseguían los grupos también iba vinculado al gran número de bandas que participaron de alguna manera en la escena, que eran alrededor de 40. Aunque hubiera muchos componentes que militaban en varias formaciones, es complicado encontrar otra escena local en España tan potente como esta. Que los conciertos se llenasen en ocasiones de chavales que iban a los colegios privados más caros de Palma a algunos les podía transmitir que la escena era menos creíble, pero no podemos olvidar que más o menos pijos, todos estaban unidos por el mismo movimiento y debemos valorar a los que apoyaban la escena y los que llenaban las salas de conciertos.
De hecho algunos incluso llegaron a unirse al carro del emprendimiento organizando fiestas, como la Fufus House Destruction -rebautizada así después de los incidentes- Party, una fiesta adolescente al estilo de las películas americanas en el chalet de un tal Fufu, que se fue de las manos, y que Sebas Verdikt (ACME, Fast Food Society) vivió en primera persona: “Fue la mayor fiesta que se hizo en esa época, la Fiesta del Fufu. Había gente que se tiraba del tejado de la casa. Todo el mundo invitó a todo el mundo y fue una locura”. Chema Crespí tampoco se perdía una y subió en autobús hasta Paguera, donde estaba la casa: “Fue muy intenso: casa, césped, chicas guapas (pijas), y se acabó la fiesta. Corrió la voz de que había una fiesta americana, todo el mundo quería venir, la gente estaba como loca bebiendo,con agua por todo porque la gente se tiraba vestida a la piscina. Los dos primeros grupos que eran de allí, del Colegio San Cayetano tocaron primero, y ya antes de que tocaran Thrash Out y One Foot llegó la policía”. Chema reconoce que aquello le supo a poco así que tuvo que aprovechar el viaje yendo a un karaoke cercano con su amigo Pep.
La estética también parece que pudo ayudar a dar visibilidad a la escena y convertirla en una moda. Cuando hablé con Chema también reflexionamos sobre la sobre la posible moda del punk rock en Mallorca: “Vino el boom de las películas americanas donde las bandas sonoras eran de punk rock. Eran sueños adolescentes, fiestas, amores imposibles, American Pie, que coincidieron con la época en la que el punk rock estalló y eso influyó. Además se puso de moda la estética punk rock, y en parte los que no estaban tan introducidos en esto ayudaron a magnificar un poco la escena: la pija de turno que iba a Titos llevaba el cinturón de lentejuelas, el pantalón bajo, y de vez en cuando seguro que había ido de casualidad a un concierto de punk rock, era el hipster de aquella época. […] Fui a un colegio de pijos y no formaba parte de la élite, pero años más tarde en una cena de exalumnos llegué con las pintas de siempre, y era el puto [sic] rey del mambo, en ese momento todos iban con el mismo estilo que llevaba yo”
